Las personas no somos binarias. O igual sí.

Llevo muchos años encontrándome en el camino con gente que un día te adora y al día siguiente te odia, que tiene síes y noes categóricos para un montón de temas, que no saben que existen grises y para la que todo es blanco o negro. Vivimos en un mundo dominado por los ordenadores, tanto es así que si un día petara Internet el caos iba a ser magnífico. Los ordenadores o smartphones presentes por doquier, todos esos chips ocultos en nuestras máquinas desde la lavadora hasta el frigorífico, esos, esos sí son binarios. A lo que íbamos, ¿y las personas? Los seres humanos parece que nos hemos contagiado y en el siguiente párrafo voy a poner unos ejemplos. Vamos pues. Mucha gente necesita pertener a algún grupo, parece que no se sienten a gusto consigo mismos y precisan ser de “algo”, que les puedan decir que son tal o cual, unos colores, una bandera, una patria (un patriota, un idiota… ay, se me escapó). Se es de derechas si eres individualista y sólo piensas en tu culo, y parece que se es...