Cómo me enamoré de la lectura y otros cuentos contables (Tercera parte)
Otro de los muchos agradecimientos que tendría que dar a mi aita y mi ama en esto de haber criado a un lector compulsivo, es el desvelo que tenían con comprar enciclopedias a plazos teniendo en cuenta las dificultades económicas que había en casa. Cuando ya fuimos avanzando en la EGB mi hermana y yo, y más adelante con nuestra entrada en el insti, en casa nunca faltaron los diccionarios enciclopédicos (el Durvan aún sigue allí), las enciclopedias temáticas de Salvat (de las Ciencias, Conocer el Mundo, de la Segunda Guerra Mundial...), la colección Dime (Dime quién es, Dime cuéntame, ...), libros temáticos como Las Maravillas del mundo o algunos de Cousteau, en los que me sumergía para salir con la cabeza llena de datos que me permitían ser un repipi en casi todos los sitios. Cuando veo ahora a Sheldon, el personaje de la serie The Big Bang Theory, recitando de memoria datos que a los otros les importan una higa, jo!, me parece que los guionistas conocieron a aquel Mikel diminuto que quería saberlo todo de todo. Es más, y esto en primicia: yo ya tengo elegido el epitafio que me gustaría que escribieran en la urna con mis cenizas: QUERÍA SABER, SABÍA QUERER.
En la adolescencia llegaron Tolkien y los filósofos por los que me interesé en 3º de BUP, y así Fromm o Nietzsche fueron también devorados, y por cierto, no me gustaron demasiado, pero si algo ha marcado mis lecturas desde aquellos tiempos, eso ha sido la Ciencia, así con mayúsculas. Para pasármelo bien y meter horas y horas leyendo en los sitios más inverosímiles, la Ciencia-Ficción ha sido mi compañera más fiel, desde Asimov a Clarke, desde Delany a Stanislaw Lem, ¡por dios!, ¡qué gozada! He viajado a los confines de la Galaxia, al fondo del ser humano, a lo más sórdido de nuestra especie, a mundos que no existen y a planetas improbables. Para aprender datos, datos y más datos he leído libros de Divulgación Científica a saco Paco, por el simple placer de saber de casi todo un poco y no demasiado de casi nada, es más, hoy es el día que aún leo con fruicción todo lo que tenga que ver con ambos generos, divulgación y ciencia-ficción. Es curioso, la fantasía nunca me ha enganchado, amigo Ignacio.
Cielos! Aún me queda nombrar a Eco y a otros muchos. Lo siento mucho pero habrá un post final.
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